Plaza Santo Domingo de Murcia

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Un diseño único inspirado en la esencia de Murcia

La ‘Chapa de alfiler hecha a mano’ es mucho más que un accesorio; es una obra de arte que rinde homenaje a la Plaza de Santo Domingo, uno de los espacios urbanos más destacados de Murcia. Este producto captura la identidad y el alma de una plaza que, situada en el corazón del casco antiguo, simboliza la rica herencia cultural y arquitectónica de la ciudad. Cada pieza está diseñada minuciosamente, respetando la esencia artesanal que refleja la singularidad de este emblemático lugar.

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Historia de la Plaza Santo Domingo de Murcia.

La plaza de Santo Domingo fue conocida con el nombre de plaza del Mercado, debido a que tras la conquista cristiana fue en ella donde se llevaban a cabo actividades de compra venta que convirtieron a este espacio en el principal centro de comercio de la urbe, situado fuera de las murallas de la ciudad, en terrenos del arrabal murado de la Arrixaca, próximo al acceso a la ciudad que suponía la posteriormente denominada puerta del Mercado.

Existen documentos del año 1272 donde el rey Alfonso X de Castilla delimita la realización del mercado de los jueves y la Feria anual en esta plaza.​ De hecho, el nombre de plaza del Mercado perduró hasta el siglo XIX, cuando mutó oficialmente por el de plaza de Santo Domingo al acoger al conjunto monástico de los dominicos desde tiempos medievales.

La función mercantil de Santo Domingo incluía el abastecimiento de sal para la ciudad y sus comarcas vecinas. El 4 de abril de 1476 la reina Isabel la Católica confirmó la concesión de la venta de sal a este mercado.

Años antes, en 1411, San Vicente Ferrer predicó en ella con motivo de su visita a Murcia. Por este motivo, en la fachada monumental de la Iglesia de Santo Domingo se encuentra la escultura del santo en actitud de predicar desde un falso balcón.

En el siglo XVII fue fortificada en su parte sur, la más cercana al centro de la ciudad. Desde 1685 el mercado pasó a celebrarse en el Plano de San Francisco entre los meses de septiembre y marzo, mientras que el resto del año continuó celebrándose en Santo Domingo.

La importancia de la plaza también la hizo punto de celebración de distintos actos festivos. En ella se realizaban actividades de tauromaquia que posteriormente se acabaron trasladando a la Plaza de Camachos. Sirvió así mismo como lugar para ejecuciones públicas, como la del bandolero Jaime el Barbudo, que tuvo lugar en 1824.

Ya en el siglo XX se diseñó una zona ajardinada en su interior, aunque fue en 1893 cuando se plantó el famoso y centenario ficus (Ficus macrophylla) que hoy la adorna. Durante la Guerra Civil se construyó en ella un refugio antiaéreo, por lo que la zona central de la plaza se encontraba elevada, colocándose en la posguerra una cruz de los caídos. Toda esta zona fue eliminada con la remodelación llevada a cabo en 1998, debida al arquitecto Antonio González Serna, que la convirtió en una plaza peatonal.

Materiales de calidad y arte artesanal

Fabricada a mano utilizando materiales seleccionados, esta chapa garantiza durabilidad mientras mantiene un enfoque estético impecable. Cada detalle está pensado para representar los elementos icónicos del entorno urbano de la Plaza de Santo Domingo, desde sus edificios históricos hasta su carácter acogedor como espacio peatonal. Comprar esta pieza significa apostar por un producto auténtico, creado con pasión y respeto por una de las joyas arquitectónicas de Murcia.

Un regalo que conecta con la historia

Perfecta para coleccionistas, amantes de la arquitectura o cualquier persona que busque llevar consigo un pedazo de Murcia, esta chapa de alfiler se presenta como el regalo ideal. Su diseño versátil permite lucirla en prendas de vestir, mochilas o incluso en exposiciones de accesorios personalizados. Cada producto actúa como un pequeño recordatorio de la importancia y el encanto de la Plaza de Santo Domingo, que se ha convertido en una parte integral de la historia y el día a día de la ciudad.